STEVIE WONDER – 12 DE DICIEMBRE – ESTADIO VELEZ – 2013
ROLLING STONE ARGENTINA
13.12.2013 | 16:31
El corazón gigante de Stevie Wonder
Paseándose por notas agudas y escalas vocales imposibles, el legendario cantante dio en Vélez un recital cargado de clásicos como «Isn’t She Lovely» y «Superstition». Fue su primera visita a Argentina e invitó al escenario a Fabiana Cantilo y los IKV; crónica de un show fuera de este mundo
Había un sabor a deuda pendiente: se trataba de uno de los grandes artistas en actividad que aún no había visitado Argentina. Pero Stevie Wonder la pagó con creces, en un show de casi dos horas y media que incluyó buena parte de sus grandes hits y algunas sorpresas.
El concierto que ofreció en Vélez anoche estuvo lejos de ser esos shows estructurados con una lista inamovible que se repite invariablemente en cada actuación. Wonder alteró el orden a su antojo e hizo participar al público a lo largo de casi todo el show, diciendo «ustedes son mi grupo de cantantes, son las voces de Stevie en Argentina». A diferencia de otros artistas que emplean el recurso en forma demagógica, el cantante lo hizo con un sentido muy musical, asignando partes distintas a hombres y mujeres, y realizando encima de eso maravillosas improvisaciones vocales.
Acompañado por una impresionante banda de diez integrantes (incluyendo a su hija mayor, Aisha Morris en los coros, y al bajista y bandleader Nathan Watts, que toca con él desde 1975 y ha participado de varios de sus discos clásicos), Wonder comenzó con una parte bien uptempo. Luego, en el medio, incluyó un set de baladas, para despedirse al final con una arrasadora sucesión de hits. Realizó homenajes a tres de los más grandes artistas de la música negra, ya fallecidos, con los cuales colaboró de distintas maneras a lo largo de su carrera: a Marvin Gaye, con el «How Sweet It Is (To Be Loved By You)», en una extensa versión que dió inicio al recital; a Michael Jackson (que fue uno de sus grandes admiradores) con «The Way You Make Me Feel», y a Bob Marley con «Waiting In Vain» (poco antes había interpretado «Master Blaster (Jammin’)», una canción con influencia reggae donde también menciona a Marley).
Stevie tocó el piano de cola, el piano eléctrico, el sintetizador que se cuelga a la manera de una guitarra, el clavinet Hohner que es uno de sus sonidos identificatorios (el de «Superstition», tema que clausuró el show, donde además realizó una extensa improvisación en piano eléctrico), un pequeño tecladito donde reproducía sonidos de guitarra y de bajo, y otro de sus instrumentos característicos, la armónica (aunque, lamentablemente, solo en dos temas: «If You Read My Mind» e «Isn’t She Lovely»).
Pero aunque demostró virtuosismo, buen gusto, y un extraordinario swing funk en todos los teclados, el principal poderío de Wonder radica en su voz, uno de los instrumentos más maravillosos de la música popular. Y lo que es más extraordinario aún, a los 63 años conserva unos agudos literalmente increíbles, y la capacidad de deslizarse fluídamente por escalas imposibles y saltos interválicos de una amplitud asombrosa. En cualquier momento que uno pudiera llegar a sospechar que estaba haciendo cantar al público para descansar un poco, de repente sorprendía lanzando unos fraseos agudos con un poder y una expresividad que deshacían toda duda.
La lista de temas, sabiamente, abarcó su era dorada desde los 60 hasta los 80, y ahí se detuvo, excepto por una nueva composición, «Keep Our Love Alive», dedicada a Nelson Mandela. Entre otras, desfilaron (aparte de las ya mencionadas), «Higher Ground», «Livin’ For The City», «Don’t You Worry ‘bout A Thing», «You’re The Sunshine Of My Life» (estas dos últimas teñidas de rítmicas latinas), la fantásticamente funky «Sir Duke» (dedicada a Duke Ellington), «Signed, Sealed, Delivered (I’m Yours)», uno de sus primeros hits, que utilizó como excusa para hacer cantar a la audiencia, y la inevitable «I Just Called To Say I Love You». Entre las baladas, se destacaron «Overjoyed» y «Golden Lady».
Pero además de las numerosas referencias al público local y Argentina, Stevie tenía preparadas otras sorpresas: en primer lugar, invitó a Fabiana Cantilo para que hiciera una armonía vocal (y también una parte solista) en «Love’s In Need Of Love Today», una bella canción incluída en su obra maestra S ongs In The Key Of Life. Fabi, cuya participación fue impecable, aún debe estar tratando de despertarse. Luego, en el medio de una rareza, «Do I Do» (una de las canciones inéditas que incluía el compilado Stevie Wonder’s Original Musiquarium I) dió paso a los Illya Kuryaki and the Valderramas, Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur, cuyo rap incluyó «Ula ula» y «Abarajame», ante un Wonder claramente deleitado, que empezó a improvisar una melodía con la frase «argentina rap!».
El título de una de sus canciones, «Overjoyed» (que podría traducirse como «Desbordado de alegría») es una buena síntesis de la música y el mensaje de Stevie Wonder, este hombre no vidente cuya voz expresa todo el sufrimiento de su raza y las difíciles circunstancias personales que le tocó atravesar, y sin embargo tiene el don de poseer -y transmitir- una inmensa alegría, convirtiendo cada actuación en una celebración de la vida.