Casi tres horas de música, clásicos imperecederos, nuevos temas con la magia de siempre y una leyenda sobre el escenario ante 50 mil personas.
sáb abr 19 2014 23:02
Interminables filas de gente en los alrededores del Estadio Centenario y numerosos puestos de merchandising oficial eran la previa. Cuando faltaban quince minutos para las 21 horas, empezó a sonar Eight Days A Week con un McCartney vestido de negro y cargando su ya característico bajo Höfner.
All My Loving, Paperback Writer, Let It Be y el larguísimo etcétera de himnos de los Beatles colmaron la noche. Pero hubo mucho más: Live And Let Die de la etapa con Wings, y joyas de su etapa solista como My Valentine (dedicada a su esposa Nancy) y tres temas de su último disco, New.
La puesta en escena, el juego de luces y la impecable performance musical conviertieron el show en algo único. Para Blackbird, McCartney se elevó unos cuantos metros del escenario mientras cantaba con su guitarra electroacústica. No faltaron los homenajes: a John Lennon conHere Today y a George Harrison con Something.
«Voy a tomarme un momento solo para mirarlos», dijo Macca en un momento. El público fue protagonista: un espectador pudo elegir incluso uno de los temas que el músico tocó, One After 909. Luis Suárez, Liverpool y Montevideo, inglés y español, ayer y hoy, todo tuvo lugar en casi tres horas de música ante 50 mil almas. Hacia el final, Let It Beconvirtió al Centenario en una galaxia de luces de celulares.